La sífilis



Existen una gran cantidad de enfermedades de transmisión sexual de las cuales apenas se conocen los síntomas, las consecuencias, el tratamiento o si tienen curación. Simplemente se habla del sida… y cuando es el día mundial, ya que los días restantes parece que desaparezcan los peligros.

Según el libro ‘Moral sexual y enfermedad: La medicina española frente al peligro venéreo (1868-1936), las llamadas enfermedades venéreas o enfermedades de transmisión sexual más importantes son la sífilis y la gonorrea o blenorragia. La sífilis es una infección transmisible crónica causada por el treponema pallidum, cuyo único reservorio natural conocido es el hombre. Aunque se transmite predominantemente por contacto sexual (vaginal, anal u oral) existe también la posibilidad de transmisión a través de la sangre, por lo que una mujer embarazada puede transmitirla al feto durante el embarazo a través de la placenta (sífilis congénita).


La enfermedad se desarrolla de manera natural a través de tres estadios clínicos, separados entre ellos por un periodo subclínico. Las manifestaciones clínicas de la sífilis son extremadamente variables y capaces, en el estadio terciario, de afectar cualquier sistema del cuerpo humano. En la primera fase los primeros síntomas aparecen de una a doce semanas después de la transmisión. Suele formarse una pequeña lesión o úlcera rojiza denominada chancro sifilítico, es indolora y se localiza normalmente en los genitales, y a veces en la boca o en el ano.

SÍFILIS SECUNDARIA
Aproximadamente una semana después de la aparición del chancro aparece la infección de algún ganglio linfático cercano. Al cabo de seis u ocho semanas, el chancro desaparece sin dejar cicatriz pero la bacteria permanece en el organismo. Si no se trata la infección puede pasar a otra etapa que se conoce como sífilis secundaria en la que se pueden producir erupciones en el pecho, brazos, palma de las manos, piernas, vagina o ano; nódulos linfáticos en el cuello, axilas y las ingles o síntomas como fiebre, caída del cabello, pérdida de peso, cefaleas, dolor de garganta y sensación de malestar general.

Esta es una fase sumamente contagiosa que tiene una duración variable, algunos síntomas disminuyen, pero el dolor y la erupción pueden repetirse. Además, como en la fase anterior, aunque los síntomas desaparezcan, la bacteria sigue estando en el organismo de forma latente. Tres años o más después de la transmisión (3º fase) pueden aparecer úlceras en la piel, artritis, lesiones en el corazón, lesiones en los vasos sanguíneos o lesiones en el cerebro y médula espinal.

Por lo que respecta al diagnóstico y al tratamiento de la enfermedad, a las dos semanas aproximadamente se puede determinar la existencia de la enfermedad a través de un análisis de sangre. El tratamiento suele ser con antibióticos, y es necesario un seguimiento exhaustivo para asegurar que éste ha sido efectivo. Por todo ello y como siempre recalco, el uso del preservativo es totalmente fundamental así como acudir a los CIPS para hacerse la prueba y ver que estamos totalmente sanos para evitar este tipo de enfermedades venéreas y proteger a nuestra pareja.

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