Sexo Tántrico



Dentro del yoga existe una práctica igual de meditativa  que se ocupa de lo sexual: el sexo tántrico, una manera de practicar sexo más espiritual, en la cual predomina la sensiblidad. Tuvo sus orígenes hace 5.000 años y proviene de la antigua India y el Tibet.

El sexo tántrico permite que el hombre pueda llegar a tener orgasmos múltiples, un hecho que no se puede producir con un coito normal. Además, es mucho más intenso, los preeliminares ocupan el 70% y la penetración tan sólo el 30%. Los principales objetivos de practicar sexo tántrico son el aumento de la intensidad del orgasmo y el retraso de la eyaculación masculina, y es que una sesión de tantra puede durar entre 20 minutos y 9 horas.

En esta forma de practicar sexo se estimulan todos los sentidos, es una oportunidad de autodescubrirse a uno mismo y de explorar a la pareja, lo que permite que el placer se vuelva algo tan natural como respirar.
Según el tantra, el orgasmo no es el objetivo final sino el reconocimiento de la espiritualidad del otro a través de las caricias y el tacto. Lo principal en el Tantra es el camino y el viaje, no el objetivo. Por eso recomiendan hacer el amor una vez al mes, para que la energía sexual se acumule y el disfrute sea mayor.
Incluso se ha descubierto que el sexo tántrico además de ayudar a una relación más profunda de pareja, es una posible solución para la rutina, la falta de interés que viene con los años o algunas disfunciones como la anorgasmia, la impotencia o la eyaculación precoz.



Por lo tanto, el primer paso es escoger un ambiente cálido en el que la pareja se sienta cómoda. Inciensos, velas, flores, aceites aromáticos, bálsamos comestibles, plumas de aves,  vino y comida (uvas, fresas, cerezas, dulces o chocolates) son elementos que pueden acompañar en el momento del sexo. Una vez escogido el ambiente, llega el momento de respirar y aprender a sentir y explorar cada nueva sensación. Sorprendernos nuevamente de las cosas sencillas.

El siguiente paso son las caricias. Los expertos dicen que en la yema de los dedos fluye nuestra energía bienhechora hacia el otro, y es por eso por lo que las caricias con la punta de los dedos son sumamente estimulantes y más eróticas. Hay que disfrutar de la suavidad de la piel, oler y saborear las diferentes partes del cuerpo de la otra persona, sin tocarse todavía los genitales. Este juego de caricias puede ser ideal para descubrir nuevas sensaciones y estar mucho más despiertos cuando la práctica sea completa.
Después de las caricias vienen los besos. Un tema del que ya hablé también hace tiempo y que podéis recordar en un vídeo en el cual traté como excitar a la pareja solamente a base de besos y que en el sexo tántrico se puede aprovechar también.



Recorrer con los labios la piel de la pareja  hasta llegar a los genitales. Y en el momento que se llega aquí, cuando ya se está totalmente excitado, hay que penetrar de manera lenta, para volver más placentero el momento del éxtasis.  La primera penetración debe ser estática, es decir, el pene deberá quedarse inmóvil dentro de la vagina mientras la pareja continúa acariciándose, besándose y sintiéndose de manera suave. Será en este momento cuando el chico desee eyacular y buscar el orgasmo de inmediato, y aquí es donde deberá aprender a controlar la erección.

De esta manera, el clímax se alcanzará alrededor de dos, tres o hasta cuatro horas después de muchísimas caricias y besos tántricos. Cuando ambos estéis en total excitación y os hayáis dejado llevar por miles de sensaciones, podréis llegar al coito de una manera lenta y suave hasta que se produzca el orgasmo. 

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